La información que nos llega a diario es tan abundante que es muy difícil de asimilar, procesar y más aún retener. Como maestro, ya jubilado, he recurrido a infinidad de recursos didácticos, para hacer llegar al alumno esos contenidos curriculares de una manera más fácil y divertida de digerir al igual que el bolo alimenticio, si se me permite el símil, pasa de un estómago a otro como en los rumiantes. Pasé de los esquenas-resúmenes en las pizarras de clase con una caligrafía muy cuidada y tizas de colores (1980) a las infografías con vídeo, audio, transiciones…, animaciones del PowerPoint (2020) de todos conocido. También descubrí y experimenté en mi infancia al igual que la de la mayoría de los niños de esa época (1960 – 1970), carente de muchos recursos básicos, otra forma de aprender: el coleccionismo. Antes de seguir desarrollando este artículo quiero hacer una pausa para agradecer a mis maestros/as su gran entrega y vocación; con muy pocos recursos formaron a una sacrificada generación entre la que me encuentro.
Con mi hermana Ana empezamos a coleccionar (1967) los cromos del Álbum Maga “La Naturaleza y el Hombre”. El sentido y la capacidad del ahorro de aquella época era muy distinta a la de hoy, comprar un sobre de cromos podía llevarnos un mes o más. Ir al kiosko de la calle Andalucía, esquina Parque de bomberos, frente al bar Bonanza… ¡Qué ilusión abrir el sobre y no encontrar cromos repetidos! Leíamos y memorizábamos cada reseña de los cromos: exploración espacial, animales, plantas y razas de todos los continentes… Me encantaban los minerales y todo lo relacionado con los avances científicos de aquella época. Luego hacíamos la pasta con harina y agua para pegarlos en su correspondiente número; no existían las actuales y eficaces pegatinas.
Otra colección que disfruté y de la cual aprendí mucho fue la de los chicles Cosmos, “La conquista del espacio”.
Los cromos eran la envoltura de los chicles que presentaban un color negro con sabor parecido al regaliz y que desaparecía a los cinco minutos de mascarlos dejando un raro sabor a plástico o eso me parecía.
Cuando salían cromos repetidos los cambiábamos en el recreo del colegio o con los amigos del barrio. ¡Qué tiempos! Nada de National Geograhic Chanel, documentales de la BBC, Canal Historia… eso sí teníamos a nuestro querido e inolvidable Félix Rodríguez de la Fuente con su magnífico programa “El hombre y la Tierra”. La suerte que tienen hoy nuestros alumnos al disponer de tantos recursos desde la TV en color, ordenador, pasando por la Tableta y llegando al todopoderoso móvil. ¡Lástima que no aprovechen para bien todo su potencial!
También descubrimos la forma de aprender a través de los sellos (Filatelia) y las monedas (Numismática). Mi padre era cartero (Juanito) y cuando llegaba a casa me gustaba leer y observar cada detalle con una lupa los sellos de las cartas que depositaba en la mesa del salón. Había tiradas relacionadas con la arquitectura, historia, música, personajes ilustres, pinturas, animales, plantas, geografía … nuestra wikipedia de aquella época. Era una forma de viajar por todo el mundo y aprender coleccionando. Hasta la aparición de los sellos de correos en Inglaterra en 1840, el servicio postal se pagaba en destino, circunstancia por la que muchos servicios quedaban sin cobrar. Este nuevo sistema que implicaba el pago en origen fue revolucionario y se extendió rápidamente por toda Europa. En España, la primera emisión de sellos de correos no apareció hasta 1850, y fue realizada por la Fábrica del Sello, organismo que junto a la Casa de la Moneda son el origen de la Fábrica Nacional de la Moneda y Timbre (FNMT-RCM).
La Numismática también supuso otra forma de adquirir conocimiento pues coleccionaba monedas de nuestro país y del Reino Unido ya que la cercanía y apertura de Gibraltar hasta 1969 lo propiciaba de alguna manera; el hecho de tener familiares emigrantes en Alemania, Francia, Portugal, Marruecos… me permitía aumentar la colección cada vez que venían de vacaciones a España.
Recuerdo intercambiar monedas con vendedores y coleccionistas situados en la calle de Las Flores, cercana a la Plaza (mercado). Con el coleccionismo podía imaginar viajar a países lejanos, conocer a personajes importantes como reyes y héroes de novelas, ver cuadros famosos, visitar castillos y catedrales, conocer otras provincias y pueblos de España y del mundo… También me permitía, y no menos importante, relacionarme con personas mayores que me aportaban mucho conocimiento y otra visión de lo mostrado en las piezas, adquiriendo poco a poco mayor aprecio y saber sobre mi colección.
La actual Lotería Nacional de billetes nació en España durante la Guerra de la Independencia. El 4 de marzo de 1.812, quince días antes de que se proclamara la primera Constitución de nuestra historia, se celebró en Cádiz el sorteo de esta nueva modalidad de Lotería; al principio estuvo circunscrita a Cádiz y San Fernando, más tarde saltó a Ceuta, y según iban retirándose los ejércitos napoleónicos se iba extendiendo su venta, primero al resto de Andalucía y después por toda España. Desde 1960, la Lotería Nacional ilustra sus billetes con temas monográficos variados que nos ofrece a los aficionados la posibilidad de conocer las más diversas materias artísticas, científicas, literarias, etc., convirtiendo así el décimo en un excelente vehículo cultural, además de constituir un magnífico entretenimiento a través del coleccionismo. La ONCE (Organización Nacional de Ciegos de España) celebró su primer sorteo el 8 de mayo de 1939. Como podemos comprobar también ilustran sus boletos con grandes acontecimientos a nivel local, nacional y mundial.
En nuestra ciudad tenemos un internacionalmente reconocido coleccionista (Récord Guinness) de billetes de lotería: David Vázquez Trujillo. Según me ha contado comenzó en el año 1981 con 4 ó 5 billetes que le entregó su amiga África, posteriormente mi mujer. Posee alrededor de 170 000 billetes de más de 150 países. A medida que conversamos observo la coincidencia y la motivación por aprender que le llevó al coleccinismo, parece como si me hubiese leído el pensamiento y/o el artículo.
Actualmente existen muy diversas iniciativas pedagógicas para utilizar este bello recurso en las escuelas, ¡no andábamos tan despistados en los “60”!
Internet: (sociedadmino.wordpress.com); (pacopelegrina.com).
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